HUMANOIDES EN CONIL Num 36 - Marzo 2006 En un parque de la ciudad rusa de Voronezh, a 500 kilómetros al SE de Moscú, tuvo lugar un presunto aterrizaje OVNI el día 27 de septiembre de 1989. La primera versión del suceso fue divulgada por la Agencia TASS a la Prensa de todo el mundo, quien reprodujo la noticia con titulares tan espectaculares como: "Científicos soviéticos confirman el aterrizaje en la URSS de un OVNI, tripulado por gigantes", (ABC, Madrid, 10/10/1989). En estas noticias se decía que un objeto de color rojo y esférico se había posado en el parque y que de él bajaron por una escalerilla tres seres gigantescos y una especie de robot. Los seres tenían cabezas muy pequeñas, en relación a su estatura, con tres ojos, (????) y vestían un mono plateado. Uno de ellos disparó con una especie de pistola a un niño, y un rayo le hizo desaparecer momentáneamente. Los extraterrestres dejaron una piedra "extraterrestre", que posteriormente resultó ser óxido de hierro. Poco después, la nave despegó dejando una huella circular de 20 mts. de diámetro, en cuyo interior había cuatro hendiduras de 4 ó 5 centímetros de profundidad, situadas en los vértices de un rombo. Los testigos, inicialmente muchas personas, quedaron reducidos a tres niños, de 12 y 13 años de edad, de la Escuela Secundaria número 33 de Voronehz: Julia Shoojova, Basia Surin y Zheila Blinov, y los científicos eran, en realidad, ufólogos bastante inocentes, y que emplearon métodos de corte extrasensorial en su investigación. El caso que revolucionó al mundo, pronto se desmoronó, a la vista de las noticias que seguían llegando, contradictorias y descalificadoras y, aunque siguen existiendo partidarios de su autenticidad, el ovni de Voronezh pasó a formar parte del folklore ufológico, como un caso más sin ninguna confirmación de su realidad. Dos días después, y en plena fiebre ufológica por ese caso soviético, el 29 de septiembre, cinco jóvenes gaditanos son testigos de la supuesta transformación de una pareja de humanoides extraterrestres en humanos, en la Playa de Los Bateles, situada en la localidad gaditana de Conil de la Frontera, a unos cuarenta kilómetros de Cádiz capital, en España. La noticia ve la luz gracias a "DIARIO DE CADIZ", (05/10/1989), que se hace eco del caso y, poco después, varias revistas de tirada nacional publican amplios reportajes sobre esta transformación, mereciendo incluso, ocupar la primera plana. Algunos hablaban del "Voronezh español". Este caso es esgrimido por algunos investigadores para "certificar" el caso de Voronezh, y viceversa. El 16 de octubre de ese mismo año, el Grupo Español de Investigación del Fenómeno OVNI (GEIFO), publica la explicación del suceso y desmiente la realidad de esa presunta presencia de humanoides extraterrestres en la zona. Con ello, un jarro de agua fría cae sobre muchas cabezas, y las emisoras de radio y periodistas de varios medios de comunicación se entrevistan con el responsable de GEIFO, quien, sin saberlo, acababa de abrir la caja de los truenos. El "caso Conil" fue, es y será uno de los más polémicos de la Ufología Española. Los hechos sucedieron así: El 29 de septiembre de 1989, Isabel, Pedro S., Loli B. y Pedro G. se encontraban, sobre las 21:00 horas, en un lugar cercano a la playa. Poco después se les une Lázaro, hermano menor de Isabel. La noche era oscura, sin luna. Hacía viento de Levante y la marea se encontraba baja. Durante media hora observaron el horizonte con la ayuda de unos prismáticos. Uno de los chicos detectó sobre el mar una luz blanquecina, con cuatro focos a su alrededor, que se parecía mucho a las luces que venían viendo días atrás y a unos siete metros de altura, sobre el mar. Miran con más detenimiento y distinguen en su interior tres luces rojas, formando un triángulo. La luz cruzó el cielo en dirección a Conil, pasando por encima de sus cabezas. Mientras comentaban entre ellos lo ocurrido, una segunda luz hizo aparición. No apreciaban su forma, por tratarse de una luz destellante. El espectáculo de las luces dura una media hora. Ven a dos seres que se encuentran sobre el mar. Estaban a unos trescientos metros, eran muy altos, casi de dos metros, y vestían una túnica blanca que les ocultaba las manos. Se encontraban flotando sobre el mar. Carecían de pelo, el color de su cabeza era un poco más claro que el resto del cuerpo. Los seres se desplazaban en dirección al pueblo y parecía que andaban por encima del agua. Les costaba avanzar. Cuando se encontraban estos seres en la arena, cambiaron de dirección, dirigiéndose a donde se encontraban los testigos. Los jóvenes son presa del pánico, lo que les hace salir corriendo. Pedro G. tira los prismáticos. Al poco tiempo giran para ver si les seguían. Como no los ven, se esconden de nuevo, para seguir observando. A unos cinco o seis metros de los seres ven una luz blanco-azulada, del tamaño de una pelota de tenis, que se sitúa a menos de un metro sobre las cabezas de los humanoides. Se apaga la luz y los testigos vieron cómo los seres se sentaban en la arena, muy rígidos y empezaban a cavar a su alrededor. Se esconden bajo los montones de arena que habían hecho momentos antes, para volver a ser vistos. La luz azulada se movía de uno a otro, como si jugaran con ella. El intercambio duró un minuto. De repente detectan a un nuevo ser a los pies del montículo, de unos tres metros de altura. Vestía un traje negro y tenía una cabeza monstruosa en forma de pera invertida. Lo ven durante unos pocos instantes. Cinco o seis minutos después, los seres se habían transformado y aparecían como una pareja normal. El hombre alto y rubio, con pelo largo, vistiendo una camisa y pantalón. Ella tenía el pelo oscuro y era muy guapa. Llevaba camisa y falda negras. La pareja comenzó a caminar por la playa, descalzos, en dirección al paseo marítimo. Cuando estaban entrando en el paseo, ven sobre el mar una especie de nube o neblina, que a gran velocidad se acercó hasta la orilla. Una vez en la orilla, Pedro G. ve, con ayuda de los prismáticos, al ser vestido de negro. Se desplaza a pie, por encima de la arena, a unos veinte centímetros de altura. Los jóvenes no pueden apreciar rasgos de este ser, pero pueden ver los brazos y las piernas. Los chicos acuerdan acercarse al ser, para verlo mejor, momento en el cual, el supuesto humanoide los mira fijamente y se pierde, después, en la oscuridad. Una vez finalizado el suceso, los chicos continúan en la playa. Esperan la llegada de un conocido, Juan B. Pero antes de su llegada, sobre las 22:00 horas, observan sobre el mar una misteriosa luz. Era como una pelota que saltaba en zig-zag, en silencio, y que desapareció. Los jóvenes acuerdan guardar silencio y cuando llega sobre las 22:30 horas Juan B., que es dibujante y pintor, le cuentan lo sucedido, recomendándoles éste que se internen en la playa al objeto de buscar pruebas de su observación. Lo hacen, y localizan una huella en la arena. Era de unos 45 centímetros de longitud por 15 de ancho, y había a su alrededor otras. Eran todas de las mismas características. Todas ellas de cuatro dedos. Se dirigían al pueblo en línea recta partiendo del supuesto montículo efectuado por los humanoides. Quince días después, mientras se encontraban en compañía del investigador Jesús Borrego, localizan en las inmediaciones del paseo marítimo a la misma pareja que salió de la playa, una vez transformados. En esta ocasión, están entrando en la playa, en dirección al mar. Se transforman, ahora, en humanoides y se pierden en el mar. Este nuevo suceso, orquestado por Jesús Borrego, fue inventado para corroborar y afianzar la anterior observación. Conociendo como conozco a Jesús Borrego, no me extraña esta segunda fase. Sólo le falta, siguiendo su trayectoria "ufológica", muy famosa en Cádiz, una invasión extraterrestre, a la manera de la serie "V". A pesar de haber acordado guardar silencio, la noticia era conocida en la localidad al día siguiente, sábado, y los cinco jóvenes continuaron acudiendo a la playa, a la caída de la tarde, para observar las luces que parecían haberle tomado cariño a la playa de “Los Bateles”, de Conil. El 05 de Octubre, DIARIO DE CADIZ da la noticia, saliendo el suceso en la primera página. El 07 de octubre GEIFO localiza a los testigos y efectúa una primera encuesta. Los testigos nos relatan lo ocurrido, que viene a ser, más o menos, lo publicado en Prensa. Se efectúa una primera reconstrucción del suceso. Hay tres puntos dignos de destacar aquí: a) Durante la observación pasan miedo, y en algún momento pánico. Pero se quedan hasta finalizar el suceso en lugar de huir, (???). Pedro G. tira los prismáticos, pero no queda nada claro cuándo los recupera y si tiene que volver sobre sus pasos para ello. b) Según los testigos, la playa y el Paseo Marítimo se encontraban vacíos, (??). c) También, según los testigos, no hay coches aparcados en el Paseo Marítimo, (???). Según parece, en el segundo suceso, el "suceso-montaje-circo" de Jesús Borrego, Pedro G. llevaba una cámara de súper ocho, y dice que grabó parte del suceso, pero la película salió velada (como siempre pasa, claro). Finalizado este segundo "avistamiento", corren a la playa y encuentran las mismas huellas. Es el mismo caso, pero a la inversa. (Cortesía de los extraterrestres al nunca bien ponderado Jesús Borrego, para que él también tuviese parte como protagonista en el caso de los humanoides de Conil, y no se fuera desilusionado. Con la información disponible nos desplazamos hasta Conil, donde entrevistamos a los testigos, sometiéndolos a los cuestionarios establecidos para este tipo de sucesos. Les interrogamos sobre todo para ver su actitud ante el suceso, previendo, como así fue, una cierta predisposición a "ver ovnis". Los testigos venían "buscando ovnis", desde tiempos atrás, y cualquier luz, vista sin objetividad alguna, podía inducir a ver cualquier cosa. Nos indicaron que, al día siguiente, vieron una fragata de la Armada, un helicóptero y unos hombres con detectores rastreando la arena. Pensaban que todo eso tenía algo que ver en el asunto. Pero había más. Detrás de toda esta historia había algo más, como iremos descubriendo, poco a poco. GEIFO comprueba todo lo que pudiera afectar a la zona de Conil y, particularmente, a la playa de “Los Bateles” en esas fechas, descubriendo que desde el 10/06/89 al 02/10/89, dos buques cableros, de nacionalidad inglesa, denominados "BRITISH ENTERPRISE TWO" y "C.S. MONARCH", se encontraron frente a las costas gaditanas de Conil, para efectuar trabajos previos a la instalación de un cable de fibra óptica. El primero de estos buques efectuó sus operaciones desde el indicado día 10 de junio hasta el 01 de julio de 1989, entrando varias veces en el puerto de Cádiz, por causa del viento. El segundo efectuó sus trabajos en la costa de Conil, desde el 23 de septiembre a la madrugada del día 02 de octubre de 1989. Entró en puerto el día 26, al objeto de embarcar una serie de materiales llegados por vía aérea, saliendo al día siguiente. Este buque se encontró frente a ese litoral desde el viernes 29 de septiembre al domingo 01 de octubre. En la madrugada del 02 de octubre puso rumbo a las aguas del Mar del Norte. Antes fondeó un par de horas en aguas de Cádiz, fuera de la línea de practicaje. Los trabajos que efectuaron estos buques fueron la instalación de una serie de corrientímetros para el estudio de las corrientes marinas y el estudio y comprobación del fondo marino. Toda la operación se controló desde tierra, por técnicos de la empresa de nacionalidad holandesa N.E.S.A., y a bordo de los buques, por sus tripulantes. En la playa de “Los Bateles” existe una plataforma de donde arrancan los cables transoceánicos. La localización de los cables, en el trayecto bajo la arena, se efectúa con detectores de metales, si se desea localizar un tramo determinado. Visitamos los bares y restaurantes de la zona inmediata a la playa, a fin de conocer qué ambiente existía esa noche en esa zona, a finales del mes de Septiembre. Nos indicaron que fue una muy buena temporada de playa, con bares y terrazas llenas de gente, hasta prácticamente la madrugada. Los restaurantes cerraron sobre las dos de la madrugada. Había, pues, público en la zona, pese a las declaraciones de los testigos. Había gente paseando, tranquilamente por las aceras del Paseo Marítimo. Existían vehículos aparcados, pese a las declaraciones de los testigos. Pese a que se decía que los testigos deseaban guardar su intimidad, al día siguiente toda la población conocía el suceso, y pronto la Prensa de todo el país, radio, etc. Las declaraciones de los testigos, de ser todo como nos lo contaban, no podían ser muy objetivas, dado el pánico que decían haber sentido. No es lógico que el pánico no les impidiese detenerse para seguir observando los hechos. Y si Pedro G. tira los prismáticos en plena noche, saliendo de estampida, ¿cómo es que los recupera sin problemas, poco después?. En lo que se refiere a las luces observadas por los testigos, creemos que eran las luces que llevan este tipo de buques, cuando realizan este tipo de trabajos, así como las de los corrientímetros. Los seres que llevaban túnicas, y caminaban torpemente, que se tumbaron en la arena y salieron "transformados en hombre y mujer", pensamos que eran una pareja de novios, con toallas de baño, que dieron impresión de túnicas, por su tamaño, y que al estar sobre los hombros, cayendo alrededor del cuerpo, ocultaban los brazos de la pareja, dando la impresión de que "no llevaban brazos". La lucecita redonda, que se pasaban de uno a otro, podría tratarse de una linterna. El "ser de negro", que se desplazaba a mucha velocidad sobre el agua, dejando una neblina detrás, creemos que se trataba de un buzo sobre una embarcación, dejando la niebla de agua pulverizada por la popa. El día de los hechos, a las 09 h. de la mañana, el C.S.MONARCH informa haber perdido un corrientímetro en situación 36º 14´N y 07º 22´W, indicando que se halla en la situación prevista, con rumbo 115, que le lleva directamente a la playa de Conil. Había más gente aquella noche en la playa de “Los Bateles”. No era el sitio más recomendable para un "desembarco extraterrestre", si deseaban pasar desapercibidos. Al oeste de la playa existía una plataforma de hormigón, de unos cinco o seis metros de lado, en la que se instaló una especie de contenedor metálico, con una de las estaciones que recogían los datos de los corrientímetros. Esa noche del avistamiento estaban trabajando en ella una perito holandesa, un telegrafista, también holandés, responsable de supervisar la recogida de datos, el responsable de los buzos, dos buzos haciendo cosas fuera del mar y un delineante de la Telefónica inglesa. Otros dos buzos se encontraban trabajando en una cala, y desde las 12:30 hasta las 00:30 horas también un miembro de GEIFO, que trabajaba como apoderado de la “Naviera Joaquín Davila y Cía. S.A.”, consignataria de los buques en cuestión, durante sus trabajos en Conil. Una de las operaciones de los buzos (que dicen nuestros detractores que no existían), consistió en desenredar un cable que se enrolló en una hélice. Los buzos se hospedaron en el hotel “Espada”, de Conil. No pertenecían a la dotación del buque, como muchas de las personas que trabajaron en la operación. La fragata de la Armada, que vieron los cinco testigos, al día siguiente, era el buque cablero. El helicóptero se pidió para evacuar a un tripulante que sufrió un cólico nefrítico, y no buscaba extraterrestres. El enfermo fue trasladado posteriormente al Hospital de Marina, y al Hospital de San Rafael en una ambulancia de la empresa GADES. Todo empezaba a aclararse. Demasiada gente y mucho movimiento en la zona. Pero entró en escena Juan José Benítez, quien, ante las conclusiones de GEIFO montó en cólera, tratando de desmontar todo el asunto, lo cual hubiera sido legítimo si no fuese porque utilizó el insulto hacia mi persona y la de los miembros de GEIFO. No podía permitir que el Voronehz español se quedase en agua de borrajas. Primero vino a verme Jesús Borrego, como enviado de Juan José Benítez, para ver si podía inclinarme a su favor. No lo hice, pues no soy partidario de cambiar de opinión si no estoy convencido de ello. Después Jesús Borrego se dirige a Conil, y en compañía de los cinco jóvenes, inventan una repetición del suceso, pero "regresando los extraterrestres a la playa" y desapareciendo en el mar. Con ello trata de "reforzar el hecho". Al llegar a este extremo, mi primera conclusión, que era "ERROR DE IDENTIFICACION", la cambio por "MANIPULACION FRAUDULENTA". Si los jóvenes se prestan al "circo-montaje" de Jesús Borrego, para mí pierden toda credibilidad. Juan José Benítez insiste, erre que erre, en que el caso era auténtico, y utiliza toda una serie de insultos y descalificaciones muy propios de él. Lo normal es que un grupo investigue y saque unas conclusiones, y otro u otros investigadores pueden llegar a otras conclusiones. Todo eso es legítimo, pero en la investigación ufológica el insulto y otras maniobras no sirven para aclarar nada. De lo anteriormente expuesto, sacamos una conclusión, en principio, creyendo honradamente que los cinco jóvenes se habían equivocado en sus apreciaciones. Pero a partir de ahí los sucesos se enredan. Personajes como Jesús Borrego entran a saco, creyendo que con forzar los hechos en la dirección que a ellos les interesaba, las cosas iban a cambiar. ¿De verdad cree Jesús Borrego que alguien, en su sano juicio se va a creer que el suceso se repite, paseándose nuevamente los extraterrestres para que él pueda decir que todo es verdad, pues él también los ha visto?. Nos parece una maniobra, además de fraudulenta, infantil. Aunque todo hubiera sido cierto, que no lo es, el hecho de que los testigos participen de ese montaje, es motivo suficiente, solamente con eso, para que todo el caso se desmorone. El añadido de "supuestas persecuciones a Juan José Benítez por parte de agentes del Servicio de Inteligencia", por la playa, pistola en mano, creo que no merece comentario alguno, pues lo "dice todo". Decir, como dice Benítez, que una avería en el radar de Algeciras los días 27, 28 y 29 de septiembre dejó el Área del Estrecho "sin vigilancia" (?????), permitiendo que el "ovni" aprovechara dicha circunstancia para entrar, sin ser visto, en nuestro espacio aéreo, es para partirse de risa, como si sólo un radar fuese el responsable de esa vigilancia del Estrecho, y todas las demás instalaciones militares fuesen un adorno en la geografía española. Así pues, al no conceder credibilidad a las afirmaciones de Juan José Benítez, GEIFO pasa (ya lo habían pasado antes), de manera definitiva, al Lado Oscuro de la Ufología Española, por sus constantes mentiras y manipulaciones, tendentes a desprestigiar el tema, ¿pagados tal vez por el Gobierno?, impidiendo que los ufólogos "serios" puedan continuar inventándose casos y cosas, tal vez para publicar, tal vez para... ¿quién sabe?. Hoy, varios años después del suceso, GEIFO continúa afirmando que en Conil, el 29 de septiembre de 1989, no hubo humanoides en la playa de “Los Bateles”. No obstante, cada uno/a es muy libre de pensar o creer lo que desee. Pero en esta historia, alguien miente, y no es GEIFO. Para mayor información, consultad el libro "Humanoides en Conil", de Angel Carretero Olmedo. Ángel Rodríguez Presidente de GEIFO http://GEIFO.blogspot.com Ángel Rodríguez colaboradores@alotrolado2002.com Playa de “Los Bateles”, en Conil de la Frontera (Cádiz). ... y vestían una túnica blanca que les oculta las manos. Los seres se desplazaban en dirección al pueblo y parecía que andaban por encima del agua. Carecían de pelo, el color de su cabeza era un poco más claro que el resto del cuerpo. “C.S.Monarch”, buque cablero de nacionalidad inglesa. Un buzo (¿”El ser de negro”...?). Colaboradores Externos. En este apartado encontramos a los colaboradores que efectúan publicaciones esporádicas pero no por ello menos interesantes. Última Lectura: 03 March 2006, 10:40:38 IP:80.36.23.78 Lecturas:10 www.ALOTROLADO2002.com Copyright Al Otro Lado 2002. Todos los derechos reservados. AOL2002 NO SE HACE RESPONSABLE DEL CONTENIDO U OPINIONES VERTIDAS POR SUS COLABORADORES EN SUS ARTÍCULOS o FUERA DE ELLOS. Queda expresamente Prohibida la reproducción Total o Parcial de cualquiera de los contenidos de los diferentes apartados de esta WEB sin autorización escrita por parte del Autor/es. Para cualquier consulta sírvase en ponerse en contacto con jltajada@alotrolado2002.com